Pela los langostinos y reserva por una parte las colas, y por otra las cabezas y las cáscaras. Con las cabezas y cáscaras, elaboraremos un caldo.

En una cazuela donde quepan holgadamente todos estos “desperdicios”, pon tres cucharadas de aceite de oliva y lo pondremos al fuego hasta que esté bien caliente. Añade las cabezas y cáscaras, e iremos removiendo y a la vez aplastando las cabezas para que estas suelten sus jugos.

Seguiremos hasta que los langostinos hayan cambiado de color y los jugos comiencen a pegarse ligeramente en el fondo. En este momento, cubre casi en la totalidad con agua, añades sal y pimienta negra, y deja cocer unos 15 minutos.

Pasa por un colador y reserva.

Paralelamente, en otra olla, pon dos cucharadas de aceite a calentar. Añade la cebolla troceada a pochar, añade un poquito de sal para que suelte sus jugos.

Una vez vaya volviéndose transparente, añade los ajos cortados en láminas y deja también pochar, pero sin llegar a dorar.

Pasados unos 4 minutos, añade dos cucharadas de pasta de curry amarillo, y mezcla. Seguidamente añade media cucharadita de jengibre molido, la ralladura de la lima y mezcla también.

Lo siguiente es agregar el caldo de langostinos que teníamos reservados, y un vaso de leche de soja para enriquecer esta salsa.

Deja cocer todo junto unos 4 minutos a fuego medio.

Añade las colas de los langostinos, y deja 1 minuto más cociendo, para retirar la cazuela del fuego y dejar que estos se acaben de hacer con el propio calor de la cazuela.

Deja reposar máximo de 5 minutos.